Mientras la familia dormía aproveché a llenarme los ojos con este amanecer en Puerto Madryn y despuntar el vicio entre la cámara y yo con el sonido del mar de fondo. Realmente valió la pena el madrugón. Mas tarde vendría el embarcado en Puerto Pirámides y las ballenas francas con sus ballenatos, vacaciones inolvidables.
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